Flotan sobre mí
tantas voces en la oscuridad,
que amenzan mi serenidad.
Me proponen invadir
mundos diferentes. Tengo dudas que nadie podrá
resolverme
y mi mente se viste otra vez
de confusión.
Pero nunca me faltó la solución.
Y es la mejor. Cuando se trata de decir
lo que mi vida debe oir,
habla el corazón
y lo escucho yo.
Cuando se trata de ordenar
por donde debo caminar,
habla el corazón
y obedezco yo. Nadie
me conoce como él.