Mariposas de plata
sobre tu espalda sacuden sus alas.
Rocían escarcha,
rocían escarcha.
Tu cuerpo dijo: Me subiera en ella,
vestido en plata, veloz cabalgara.
El viento cantaba sobre tu cara,
tus ojos azules durmieron en calma.
Un día rozaron nubes, mi vida,
tormentas y rayos, mil gotas de lluvia.
Y ahora tu espalda vestida de espinas,
corto mi carne, mi alma y mi vida.
Y las mariposas emprendieron su vuelo
y ya no hay paz en estos dos cuerpos.